lunes, 2 de noviembre de 2009

Humildad... a imagen y semejanza de Jesus

Muchas veces pensamos que ser humilde tiene que ver simplemente con el hecho de rebajar nuestra condición como seres humanos  y hacernos menos que los demás, mas la humildad va mucho más allá de eso. Jesús fue el ejemplo por excelencia de lo que es la humildad y nos demandó que seamos mansos y humildes de corazón como el lo fue. En filipenses 2.5, vemos cómo Jesús no se aferró a su condición de hombre sino que se despojó así mismo para hacerse hombre y poder entregar su vida por cada uno de nosotros. Mas, todo ello lo hizo por obediencia al Padre... y es ahí donde radica el verdadero sentido de lo que es la humildad - en la obediencia al Padre. 

Cuando Dios formó al hombre lo hizo dependiente de Él, es decir no era la voluntad del hombre la que guiaba sus pasos, sino era Dios quien gobernaba sobre su vida. Pero cuando el hombre fue tentado por el enemigo, la raíz del orgullo entró en su corazón y toda aquella humildad que caracterizaba al hombre desapareció y a partir de ese entonces nuestra comunión con el Padre fue resquebrajada y todos nosotros nacimos con esa naturaleza pecaminosa llena de orgullo. A pesar de ello, la misericordia de Dios estuvo sobre la vida del hombre enviando a Jesús para que nuestra comunión con Él sea restaurada. 

Cuando el Padre le dijo a Jesús que era necesario que venga al mundo para que el hombre pueda ser restaurado y salvado del pecado, la actitud de Jesús no fue negativa, no se quejó por el Padre diciendo que ^porque tengo que dejar mi naturaleza divina para hacerme hombre^ No! Él obedeció sin ninguna objeción y vino a la tierra a restaurar esa naturaleza de humildad que harbá en el hombre, para que podamos volver a depender del Padre.

Es ahí donde está el verdadero sentido de la humildad, en tener una vida de santidad, de dependencia con el Padre, que Dios sea más en mí y mi voluntad disminuya. Si decimos que somos como Jesús, es necesario que seamos mansos y humildes de corazón, así como Él lo fue.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Cuenta conmigo!!!!

Arde este deseo en mi corazón, de poder estar dispuesto a obedecer tu llamado e ir a donde tú quieras que vaya... Vivir tu reino es más que asistir a reuniones agradables... Tú demandas obediencia, sacrificio, pues solo los valientes arrebatarán el reino de los cielos! Quiero ser un valiente, que esté dispuesto a entregar mi vida por ti Señor.
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¿Cuántas veces te has visto confrontado por el Señor y no has sabido que decisión tomar?
Dios es real y fiel para cumplir sus promesas; no tengas miedo de oír su voz y acudir a su llamado. Sigamos el ejemplo de muchos hombres, quienes guiados por el Espíritu Santo fueron capaces de ser un impacto en su tiempo, en aquella sociedad que necesitaba ver algo diferente más allá de una religión. Hoy, el mundo también busca una manera diferente de vivir y somos nosotros los llamados a ser esa luz y sal de la tierra, de la cual jesús hablaba. Nuestras vidas deben irradiar en esta sociedad a fin de que podamos mostrar a un Dios real, quien es capaz de transformar nuestras vidas y que va mucho más allá de nuestras limitaciones.
Nuestro paso por esta tierra debe ser determinante. Seamos un impacto real, con un testimonio vivo de lo que es Jesús en nuestras vidas.
Dios está dispuesto a usar nuestras vidas... ¿Estamos dispuestos a dejarnos usar?...
Cuenta conmigo Señor!

Desde que salga el sol hasta q vuelva la luna,
de donde ahora estoy hasta el último rincón del mundo
no importa la ocasión si Tú me necesitas
dispuesto estoy a ir y a obedecer.

Cuenta conmigo para ir
aunque no vuelva a regresar.
Cuenta conmigo para ir
hasta no poder respirar.
A donde me quieras llevar
siempre en las filas me hallarás,
conmigo Tú puedes contar
en cualquier lugar.

Si tardes has de llamar eso ya no me incomoda Letra de Cuenta conmigo - Jesus Adrian Romero - Sitio de letras.com
mis planes son de ti, mis poemas, mi canción, mis horas
no importa la ocasión si Tú me necesitas
dispuesto estoy a ir y a obedecer

(Jesús Adrián Romero)

Hijos de Dios


Ser HIJOS DE DIOS... Wow! que privilegio. Realmente lo es. Alguna vez has meditado en la profundad que tiene el hecho ser Hijos de Dios. Y es que ser Hijo de Dios es más que decirlo ser; sino hay que parecerlo. ¿Parecerlo en que sentido? Ser Hijos de Dios es más que asistir los domingos a las reuniones, es más que tocar un instrumento e incluso, más que tener un cargo en la congregación.

Entonces, ¿Qué es ser Hijos Dios? Para ser hijos es necesario tener un padre. Si somos hijos de Dios, entonces nuestro padre es Dios. Un hijo vive bajo la autoridad del Padre y si decimos ser hijos de Dios, entonces estamos bajo la autoridad de Dios; y eso implica que estamos obedeciendo la voluntad de Dios en todos los aspectos. ¿Lo estás haciendo? Y no me refiero a que obedezcas solamente en aquello que te convenga, te guste o solamente aquello en lo que los demás puedan verte. No! Absolutamente No. Ser hijos de Dios es obedecer su voluntad aún cuando haya cosas que nos cueste obedecer o no nos agrade.
Si realmente hemos sido trasladados de la Potestad de las Tinieblas al Reino de Dios, no tendremos ningún problema en obedecer la voluntad de Dios, obedecer sus mandamientos tanto en lugares públicos como en privados. Me refiero a ser Hijos de Dios en la escuela, en el trabajo, en nuestros hogares, en las reuniones; es serlo todos los días, las 24 horas del día y en todo lugar. Hagamos un alto y meditemos si realmente hemos estado haciendo la voluntad de Dios en todos los aspectos.
Si lo has estado haciendo entonces eres un verdadero Hijo de Dios; sino, simplemente no eres hijo de Dios. Las cosas son así de sencillas. Para Dios no hay cosas tibias, las cosas o son o no lo son. El quiere todo de nosotros. Pero dirás tú: “Que exigente, hay que ser tolerantes. Estamos en un proceso”. Hasta cuando vivirás en ese proceso, es que nunca piensas madurar, es que siempre quieres ser la misma persona. No creas que porque asistes a todas tus reuniones y vas todos los domingos a los cultos, levantas tus manos y parece que todo en tu vida es perfecto, pero una vez que llegas a casa tu manto de santidad cae y muestras realmente quien eres o te muestras como un verdadero hijo de Dios ante los demás y llevas una vida oculta.
¿Realmente crees que eres Hijo de Dios? ¿Piensas que por hacer aquello irás al cielo? Bien dijo el Señor Jesucristo que “no todo el que me diga Señor, Señor heredará la vida eterna. Solo aquel que haga la voluntad de mi padre la heredará”.
No perdamos nuestro tiempo; si hemos vivido aún haciendo nuestra voluntad es tiempo de que hagamos un alto; pidamos perdón a Dios por nuestra actitud y empecemos a vivir plenamente en todos los sentidos el hecho de ser Hijos de Dios. Trabajemos juntos y prosigamos a la meta. Dios es misericordioso y el quiere darnos la oportunidad de ser sus Hijos. No lo desaprovechemos y luego tengamos que lamentarlo de tan errada elección.
Vivir para Jesús es lo mejor que nos puede pasar. Usemos todo lo que somos y tenemos para servirle y hacer su voluntad. Vivamos para Él sin reservas.