lunes, 6 de mayo de 2013

¿Cansado?


¿Cuántas veces, en tu condición de líder, te has sentido muy agotado, estresado, casando y afligido con tu ministerio? Quiero decirte que una de las maneras más rápidas de agotarse como líder es haciendo el ministerio solo.

Hoy en día, vemos muchos pastores y líderes que llegan a un punto en el cual se sienten completamente agotados, piensan que todo el esfuerzo realizado no ha dado los verdaderos frutos que deseaban. Lamentablemente, todo ello sucede cuando pensamos que somos capaces de realizar las cosas por nosotros mismos y que no necesitamos de los demás para poder trabajar en la obra de Dios. Muchas veces también, algunos creen que si dejan que otros realicen alguna función, no tendrán la misma habilidad o capacidad para realizar las cosas de la manera que ellos pueden hacerlo. Y en el peor de los casos, otros no permiten que personas a su alrededor participen juntamente del ministerio porque piensan que pueden superarles y quitarle la posición que han alcanzado.

Detrás de cualquiera de esas realidades, las consecuencias son las mismas; líderes que no quieren avanzar más, que se encuentran cansados y desanimados por los resultados que han obtenido y por ver que no hay un desarrollo y crecimiento en su ministerio.

Bien dice en Eclesiastés 4:9 "Mejores son dos que uno..." y que mejor si son tres, cuatro o cinco. Y es que tenemos que entender algo cierto... "no somos Dios". Solamente Él es todopoderoso y tiene toda capacidad para hacer las cosas por sí solo. Nosotros somos limitados, y como humanos que somos, llegará un momento en que nos debilitaremos por intentar hacer las cosas solos. Pablo, en Efesios 4:11-12, nos dice que Dios constituyó los ministerios para que perfeccionen a los santos, es decir, para que capaciten a los discípulos, a fin de que estén preparados para la obra del ministerio. 

¡Confianza! Es la primera cosa que tienes que aprender a hacer. Si no confías en tus liderados, jamás permitirás que ellos se desarrollen y sean herramientas importantes dentro de tu ministerio. La confianza es una de las virtudes principales que los líderes deben tener, pues a través de ella vamos a tener la seguridad que lo que puedan hacer los otros será igual o mejor de lo que nosotros podemos hacer y vamos a tener la convicción de que ello no será para que haga nuestro ministerio vulnerable, sino por el contrario, que servirá para el desarrollo, crecimiento y edificación de la iglesia de Cristo.

Vidas comprometidas, de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo, son las personas que tenemos que formar para la obra del ministerio. Es nuestra gran tarea. No nos afanemos o desgastemos intentando hacer todas las cosas por nuestra propia cuenta; todo lo contrario, invirtamos nuestras fuerzas para formar personas conforme al corazón de Dios, con las cuales juntamente podamos trabajar para edificar el cuerpo de Cristo.

miércoles, 17 de abril de 2013

Haciendo discípulos!

Hablar de Mateo 28:19-20 nos trae a la mente "La Gran Comisión". Y muchos de nosotros hemos escuchado acerca de este versículo innumerable veces en reuniones y prédicas, pero ¿de qué manera eso es parte de tu vida? Considero que es una gran comisión, pues dentro de este mandato implica varias acciones de nuestra parte: ID, HACER, ENSEÑAR a GUARDAR. 

Mateo 28:19-20: "Por tanto, ID y HACED discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; ENSEÑÁNDOLES que GUARDEN todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Este imperativo es para todo los cristianos, todos aquellos que somos discípulos de Jesús tenemos el llamado de ID; y es que muchas veces se cree o piensa, que el "llamado para hacer discípulos" es para algunas cuantas autoridades dentro de la iglesia. Todos, sin excepción alguna hemos sido escogidos por Dios para cumplir su mandato. 

Vemos aquí que el imperativo no es ir y predicar la palabra, mucho menos ir y hacer actividades evangelísticas. ¡No!, aquellas cosas no son el objetivo principal, pueden ser un medio, pero nuestra misión es HACER discípulos. Y para ello, muchas veces tenemos que tener una disposición de renuncia a nosotros mismos, a nuestro tiempo, nuestros deleites para poder dedicarnos a esta gran misión. El hacer discípulos tiene que convertirse en una pasión la cual realizamos con dedicación y entrega. 

¿Pero, para qué hacer discípulos? ¿Simplemente para llenar congregaciones? ¡No!, tenemos que hacer discípulos para ENSEÑARLES... y ¿enseñarles qué? a GUARDAR la palabra de Dios, a obedecer la palabra de Dios, a poner en el corazón de cada discípulo la misma pasión por el ID, HACER y ENSEÑAR y de esta manera involucrar a todo el cuerpo dentro de esta tarea.

Muchas veces, no cumplimos cabalmente esta tarea encomendada porque no estamos debidamente preparados para ello. Ante ello, en Efesios 4:11-12 vemos lo siguiente: "Y Él mismo constituyó a algunos apóstoles, y a otros profetas, y a otros evangelistas, y a otros pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo".

Es decir, Dios constituyó estos ministerios para que perfeccionen a los santos, para que estén preparados para la gran obra del ministerio, para estar preparados para poder cumplir este gran mandato... HACER discípulos. 

Es el deseo de Dios que la iglesia sea edificada, que ésta crezca y glorifique su Santo Nombre. Ahora, para que esto suceda, es necesario preparar a los la iglesia. Muchas veces no se cumple este rol de preparar, no se confía en las personas, no se les permite que puedan ser parte de la edificación. La iglesia se edifica cuando sus miembros se concentran y centralizan sus esfuerzos para realizar dicho objetivo.

Cada uno de nosotros es responsable por la manera como estamos edificando y de qué manera estamos cumpliendo con este mandato de ID, HACER discípulos e ENSEÑAR a GUARDAR. En 1 Corintios 3:10 dice: "Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, otro edifica encima; pero cada uno vea como sobreedifica".

Cada uno vea como sobreedifica. Tenemos que ser consciente de la gran responsabilidad que tenemos delante de Dios en edificar su Iglesia. Hacerlo con responsabilidad significa que tenemos que tener la pasión para ellos, prepararnos y hacer discípulos semejantes a Jesús. 

Tú y yo tenemos al Espíritu Santo quien nos capacita día a día. Meditemos y evaluemos la manera que estamos contribuyendo y edificando la Iglesia. De todas esas cosas daremos cuenta a Dios. 

martes, 2 de abril de 2013

Rompe tu burbuja!

Fuimos llamados y escogidos para ser luz y sal de la tierra.
Luz para alumbrar aquello que está en oscuridad, y sal para dar sabor a aquello que está insípido.
Cada uno de nosotros es colocado en lugares estratégicos para poder dar a conocer la Palabra de Dios. Para que muchos puedan conocer de Jesucristo.
Sin embargo, algo muy peculiar sucede muchas veces con muchos cristianos, y es que vivimos con si estuviésemos dentro de una burbuja, vivimos nuestro mundo, sin importarnos las personas a nuestro alrededor. Me preocupo simplemente por llevar una vida íntegra delante de Dios, pero lo que pueda suceder con las personas a mi alrededor no es de mi mayor interés.
Actitudes como esa son contrarias a aquello que Jesús nos demanda.... "vayan y hagan discípulos a todas las naciones".... "Hacer discípulos en mi trabajo, en mi escuela, en mi barrio, en todo lugar donde Dios me coloque... ahí debo brillar"
Efectivamente, hemos sido salvados por la gracia de Jesucristo y tenemos que cuidar esa salvación. Pero, la carga más grande que tenemos hoy son vidas... vidas que necesitan ser alcanzadas y a las cuales tenemos que mostrarle el amor de Dios.
Existe tanta necesidad, y aún no comprendemos muchas veces el propósito para el cual fuimos escogidos, y por el contrario, preferimos seguir viviendo dentro de nuestra burbuja.
Dios derramado en nosotros poder a través del Espíritu Santo y así como dice en Hechos 1:8, para anunciar su reino en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta en lo último de la tierra, es decir, anunciar su reino en mi localidad, en las ciudades próximas, en mi país y a todas las naciones.
Rompe tu burbuja, sal de tu comodidad y empieza a vivir una vida con propósitos... una vida para lo cual fuiste escogido. Ser sal y luz de la tierra.... hacer discípulos!!!!!!!

domingo, 24 de febrero de 2013

Dependiendo de TI


"Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos. Jehová es mi fortaleza y escudo; en Él confió mi corazón y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré". 
Salmos 28:6-7

¿Cuántas veces nos hemos sentido frustrados y hasta solos, ante la necesidad de una respuesta de Dios en situaciones adversas? Hemos orado y orado y parece que nada acontece, sentimos que Dios no nos oye, no nos atiende. Esas situaciones muchas veces hacen que nuestra fe flaquee, que nuestra frustración nos aleje de Dios. 

Bien nos decía Santiago que la prueba de nuestra produce paciencia; y es que como seres humanos que somos necesitamos aprender a confiar en Dios con todo nuestro corazón. Saber y creer que Él está con nosotros en todo tiempo, en toda circunstancia, en todo lugar, es importante porque aprenderemos a vivir por fe. 

Dependencia. Es a lo que no estamos acostumbrados como hombres. Pensamos que tenemos la libertad para hacer lo que mejor nos parezca y que no necesitamos la ayuda de nadie para tomar decisiones. Nuestra naturaleza nos impide que seamos dependientes de Dios de manera natural.
Cuando nacemos, vamos creciendo y necesitamos de ayuda para comer, para vestirnos, para caminar, para hacer todas las cosas, mas conforme vamos creciendo, aprendemos a desenvolvernos individualmente y llegamos a pensar que no necesitamos de más nadie. Esa actitud independiente que por naturaleza tenemos nos impide que confiemos en Dios a plenitud.

Lo que Dios quiere, es que dejemos guiar nuestros pasos de la mano de Dios. Él sabe qué es lo mejor para nosotros, Él sabe que es lo que más nos conviene. Confiemos en su Palabra, creamos en sus promesas y viviamos para servir y alabar a Dios, porque Él nos ayudó en todo tiempo.

viernes, 1 de febrero de 2013

Hasta aquí me ayudó el Señor!

¿Cuál es nuestra reacción cuando te encuentras frente a una dificultad o problema?

Con certeza, muchos de nosotros nos afligimos, vivimos preocupados, viendo el lado más complicado de las cosas y nos olvidamos de aquello que hemos vivido, nos olvidamos de como Dios siempre fue fiel a su Palabra y él siempre está cuidando de nosotros. 


Cuando Dios había dado la victoria al pueblo de Israel contra los Filisteos, Samuel tomó una piedra y la puso entre Mizpa y Sen y la llamó "Ebenezer", diciendo hasta aquí nos ayudó el Señor.


Esta piedra tendría un significado muy importante para el pueblo de Israel, pues podían pasar los años, pero cada vez que el pueblo veía esa piedra recordaba las maravillas que Dios había hecho y la victoria que les había dado. Esto era un motivo de alegría, pues ellos sabían que hasta ese momento Dios les había ayudado y sabían que podían seguir confiando en aquel Dios poderoso de sus padres.


De igual manera, nuestras vidas deben tener siempre presente todas aquellas victorias que Dios nos ha dado durante nuestro vivir, pues a través de éstas podemos inyectarnos de fe y decir que Dios nos ayudó en otros tiempos en circunstancias difíciles, que él nos libró de tantas cosas y que ahora Él también puede hacer los mismos milagros que hizo antes.



Dios no cambia, Él es el mismo ayer, hoy y siempre y es fiel a su Palabra... Solo tenemos que creer, no dejar que los problemas o dificultades sean los monstruos que nos impiden avanzar, por el contrario, veamos los problemas siempre teniendo en nuestros corazones aquello que Dios ha hecho por nosotros y sabiendo que en Cristo somos más que vencedores...